viernes, 12 de octubre de 2007

...

apoyada sobre los codos maltrechos de la locura
mi bestia maldita dormitaba
quieta y proclive al sueño inaudito
apacible y ronroneando

yo la observaba cuidadosa
en silencio y sigilosa caminaba
recorría su contexto de puntillas
me acercaba sin respiros
milimétricamente medía nuestra distancia
surfeaba entre sus alientos
y procuraba mirar su rostro
para asustarme menos cuando se me apareciera

parecía no percatarse de mi visita
ella normalmente no me considera
acude a los ataques con el mínimo indicio de llamado
y pelea con fuerza ante lo que tenga enfrente
a veces soy yo misma
a veces es el mundo

poco le importan los límites entre mi persona y su furia
altera mis aguas y sumerge sus frenéticas garras
ignora los deslindes de nuestros dominios
y se roba la conciencia
dejándome insensata y estúpida

sin saber que es mi creación
se convierte en mi creadora
domando mi debilidad
albergándome moribunda entre sus colmillos
atacando apasionada la razón y la cordura

así
mientras dormitaba inconciente
la observaba
deseando subordinarla
rebelarme y amansarla

es brutal
espantosa como los peores miedos
babea
retoza ruidosa y maloliente
pero es seductora si la miro de reojo
como un abismo lleno de muerte
de gravedad
de vértigo
vacío de voluntades

no escapé a su vigilia
abrió adormilada los ojos lagañosos
me encontró frente a ella
sonrió patéticamente tierna
y parecía que
después de todo
me estimaba

me incliné y me hundí entre sus garras
nada más podía hacer entonces
es la única guarida que conozco

preciso de más fuerza para liberarme

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