martes, 30 de septiembre de 2008

martes

dame tu sueño
que no brinque sobre mi esa materia
la tuya
esa
la que vibra sin remansos
la que actúa sin cautela

aléjala
¡ah!
dame el sueño de nuevo
abre la pluma
hastío de versos
de besos
¡de rezos!

dame del mar
la ola del fondo
la suave llovizna que deja la bruma
la otra mitad
el principio del infinito

que no quepa en mi el azul de tu cielo

abárcame
quema toda de una vez
el ala grande de mi certeza

anímate
anda
que yo muero sin morir al cabo
que no vivo por vivir al menos

aviéntame
que no caigo por perder
ni quiero

martes, 2 de septiembre de 2008

...

el tributo a la santa ausencia ha llegado.
nada más queda en este vacío lleno de nada.
y reviento en sonoros augurios de tinieblas.
nada hay en mi vida ahora.
nada hay que pueda rescatar y renovar.
es un renacimiento sin memoria el que está sucediendo.
es una nueva puerta al oscuro destino del resto de la vida.
nada en la sangre, porque me he quedado sin ella.
nada en el pecho ni en los ojos, vacíos de tus miradas ahora.
nada más que tu imagen bloqueada de mi mente,
rechazada a cada instante,
pero eterna en el corazón.

permito que la lluvia me congele, al fin que los abrazos ya no existen. ¿qué más da –pregunto- la lluvia ácida sobre mis hombros? si de cualquier forma sólo en huesos he quedado después de haberte entregado la piel con todo y sangre y vísceras y corazón y sensaciones. siento cómo lentamente el frío succiona la breve esperanza que existía en mis ojos. el ácido corroe el pasado sofocante, aniquila el presente doloroso. pero nada quema aquellos días. ni el frío asfixiante, ni el líquido fuego de mis lágrimas. no hay caso en que te llore, no se extingue tu recuerdo ni se diluye tu imagen entre las gotas saladas. no se borra la pintura de tus dedos en mi rostro ni tu lengua desaparece de mi espalda. no hay caso en que te llore, al fin que el dolor no se acaba.

no me destruyas más
no me destruyas más
no necesito más
¡no me destruyas más!

a paso lento acercas tu figura. tu rostro casi pegado al mío me absorbe. calculo que estamos a una nada de fundirnos y tu beso me aniquila. pausadamente recorres en espasmos cada pliegue de mis labios, y absurdamente intento quedarme con los tuyos para siempre. cauterizas los escapes de dolor líquido, dejándome soldada de los ojos. mis manos, sin embargo, siguen sujetas a tu cintura, pertenecen a ella. al menos eso creo, hasta que trato de apresarte más cerca y descubro que no hay nada. nuevamente el vacío del espacio sobre mí me recuerda tu ausencia. en sombras recorro la noche con los ojos, vacíos ya. secos.

ya no afiles las navajas,
ya no me haces daño cuando me las clavas.
ya no afiles los colmillos,
ya no me haces daño cuando me desangras.

de nuevo a rasgar mis brazos con las uñas al ras de una piel escarchada. siempre surge algún pedazo de filo; una ausente, hasta ese momento, rasgadura en la blanca piel olvidada por el sol. mi memoria retoza confundiéndose en planes futuros. son sólo recuerdos, algunos inventados. destila casi invisible la sangre sobre mis brazos enrojecidos por la furia frustrante de recordarte. esta vez las uñas no ayudaron lo suficiente, pero he sido armada con colmillos afilados. el dolor es extenso. los deseos de tu presencia me nublan el contexto. no sé lo que existe. no sé que no existes. te pienso en mis sienes y te escapas de mis manos. el vacío se llena, lentamente, de un cielo rojo que borra de una buena vez la imagen de tu rostro condensado. renacido. mortal.

ya no me destruyas
con tus mitomanías,
no rasgues mis alas que me duelen.
pastillas gigantes,
recámaras secretas
con luces obscenas,
¡sáquenme de aquí!

ya no me destruyas,
mejor desaparece,
¡no rasgues mis alas
que me duelen!

no me destruyas más
no me destruyas más
no necesito más
¡no me destruyas más!

ya no afiles las navajas,
ya no me haces daño cuando me las clavas.
ya no afiles los colmillos,
ya no me hacen daño cuando me los hundes.*
*zoé.nomedestruyas