ante las atómicas bombas de la hipocresía
me resguarda la fe de mi camino
fuerzas de ultratumba me mantienen
caliz de mi sangre me alimenta
los ataques atraviesan mis campos floridos
pretenden sesgar las rutas
tirarme piedras como si fueran
el pueblo de maría magdalena
que vale más el amor que se regala
que se da como lluvia de invierno
florecido sin ser esperado
como fruta silvestre
como nuevos imperios
que reniego del mundo de infieles
de mentiras que ultrajan las almas
que reuso el camino indicado
y me alargo en sinuosos ensueños
renuncio
pues
a la hipocresía del mundo en que vivo
acepto
feroz
bestial
cada paso nuevo a que me lleve
el camino que he formado con las piedras
que me lanzan los fantasmas
de la oscura ignorancia
martes, 29 de diciembre de 2009
martes, 8 de diciembre de 2009
pira
cautelosa camina
diva de terciopelo negro
me mira con los ojos encorvados
sesgándome de su mundo
confirmando que es la dueña
artemisa de mi fuego
domadora de mi cama
alarga su cuerpo y trina
cae sin sobresaltos
redonda
se acomoda en mi regazo
se hunde en mi blando cuerpo
se pierde en el sueño olvidado
y se suelta
siempre alerta
al abismo del descanso
diva de terciopelo negro
me mira con los ojos encorvados
sesgándome de su mundo
confirmando que es la dueña
artemisa de mi fuego
domadora de mi cama
alarga su cuerpo y trina
cae sin sobresaltos
redonda
se acomoda en mi regazo
se hunde en mi blando cuerpo
se pierde en el sueño olvidado
y se suelta
siempre alerta
al abismo del descanso
lunes, 7 de diciembre de 2009
noche después de la lluvia (premonición del sueño)
un sueño húmedo
después de un día mojado
y al despertar la ducha
la lluvia saliendo del baño
la lengua saliendo al día
saliva rodeando los pechos
agua hirviendo para el tecito mañanero
vapor congelado en el cristal del espejo
y el agua no deja de recordarme
el sueño húmedo de anoche
y vuelvo al juego redondo
de la humedad que entre tus piernas
no deja de perseguirme
ni un instante
después de un día mojado
y al despertar la ducha
la lluvia saliendo del baño
la lengua saliendo al día
saliva rodeando los pechos
agua hirviendo para el tecito mañanero
vapor congelado en el cristal del espejo
y el agua no deja de recordarme
el sueño húmedo de anoche
y vuelvo al juego redondo
de la humedad que entre tus piernas
no deja de perseguirme
ni un instante
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