miércoles, 30 de enero de 2013

ejército de salvación


yo creo que hay que regalar poemas

poemas por aquí y por allá

dejar poemas sorpresa en los bolsillos

debajo de las libretas

enredados en las cintas de los zapatos

en el parabrisas

atorados en los ojales

en los bordes de las pantallas

en el pasamanos de la escalera

colgados de las ramas más bajitas de los árboles

detrás de las notas de compra

bajo las servilletas

 

hay que regalar poemas tibios

azules y negros

fríos

amarillos

nocturnos y bestiales

hay que lanzarlos por las ventanas

volátiles y gruesos

sólidos o efímeros

graciosos

mortales

serios

de amor o de perdones

 

sería bueno dejar poemas pegados

debajo de las mesas

junto a los chicles

bajo el asiento del camión

en las colillas de cigarros

entre los botes de cerveza

en el fondo de las botellas de vino

o de tequila

poemas líquidos e impermeables

poemas ácidos

amargos

salados y cortantes

de esos que parecen navajas

bisturí del diez

filero de barrio

 

dejar dobladitos poemas sabrosos y digeribles

poemas que endulcen

que acaricien y enmudezcan

poemas calientes

de los que saben a faje en rincones

de los que huelen a pieles revueltas

poemas ricos y antojables

 

hay que regalar poemas de todos

de los que dicen

los que preguntan

los que aclaran o cuestionan

los que matan

que maldicen

que revelan y adormecen

poemas que griten

poemas que callen

poemas que rompan bocas

que rompan almas

que rompan madres

 

porque en estos días escurridos

en que el espacio se accidenta

y el tiempo se extravía en mil escalas

el brusco golpe de un poema necio

es lo único que podría despertarnos