martes, 25 de septiembre de 2007

ellas

se miran a destiempos, sin alcanzar a coincidir, pero saben que las dos lo hacen. una mira de reojo y la otra voltea cuando algún mesero pasa cerca, disimulando la vista y regresando los ojos rápidamente antes de ser descubierta. pero las dos ya lo han sido. una sabe que la otra la ha observado. otra sabe que la una sólo la mira a ella. se ha convertido en un juego posar las miradas y despegarlas antes de coincidir en un instante. hasta que una decide arriesgarse a perder y no separa su mirada en el momento preciso. la otra voltea. se miran. pretendiendo que el juego sigue, la otra sigue arrastrando la mirada hacia el mesero, pero la una permanece inmóvil. la otra la descubre y admite el cambio en el juego de miradas. regresa a esos ojos. se desnudan ante ellos. una le va quitando a la otra prenda por prenda, capa por capa, sueño por sueño. la otra va desprendiendo a la una de toda distancia, la va acercando sin moverla, sin moverse. en un instante de miradas, la una besa a la otra en fuegos, la otra muerde a la una en incendios. en un instante de miradas, las pieles arden y se abrasan mientras se abrazan sin tocarse. en un instante de miradas, las dos se pertenecen, se rasgan, se besan, se tocan, enfurecidamente se aman. un segundo después los compañeros de una alborotan el contexto, ella ríe, se levanta, se despide, se aleja, sin voltear hacia la otra, sin mirar a sus espaldas. treintaycinco minutos después se abre una puerta, se apaga una lámpara, caen ropas al suelo. la otra dice: “al fin he llegado, no terminaban las despedidas… quiero hacerte el amor como una loca”. la una responde: “no soporto tus miradas. un día de éstos terminaré desnudándote sobre cualquier mesa y en cualquier lugar para materializar eso que hacemos con los ojos cuando nadie se da cuenta”.

1 comentario:

Stephen Gordon dijo...

Tengo muchos favoritos, muchos... muchas imagenes y deseos reprimidos. Pero este, este es uno de mis favoritos. jajaja.