domingo, 27 de junio de 2010

cada tres o cinco días

la cabeza a un lado
pensamientos en la nuca
destierro de mí la angustia
descargo por el oído izquierdo la maleza
desasosiego inútil de tu carga
tu recuerdo
del invento de tu sueños
de la brisa de tus párpados

paramento del silencio

cada tres o cinco días
repaso las yemas por el cuenco de mis piernas
bestial maraña de piel y deseos
persiguiendo el trazo de tus dedos
el camino de tu cuerpo
la salida del desierto

y te espero
cada tres o cinco días
cada noche
las mañanas
y los días

y los sueños
y el deseo

(y tu aroma de palacio
se me queda entre los dedos)

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