apenas despierto y a tientas
encuentro tu cuerpo en mi cama
los brazos de anoche eran tuyos
y mía es la boca que besa tu espalda
reniegos y maldiciones
nos arranca la mañana
no queremos despegar estas piernas enlazadas
y al final nos levantamos
-valga el día
el trabajo
la escuela
la vida cotidiana-
y encontramos una sombra
a través de la ventana
es la ojera del día
(que al mirarnos
se trasnocha)
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